Hubo otro recuerdito aquí:
Los espacios ómnibus sabatinos “Perú”, seguido del año correspondiente, fueron parte importante de las programaciones sabatinas de “Panamericana Televisión”, desde 1967, hasta donde mi memoria puede recordar. Por ahí desfilaban casi todas las “estrellas” del Canal Cinco, desde las guapas modelos, pasando por los presentadores de noticias, los versátiles locutores en “on” y en “off”, hasta los cantantes y animadores.
El programa lo abría Humberto Martínez Morosini, desde una mesa de color claro, como claras eran las paredes del “set” (por ese tiempo, la televisión peruana era en blanco y negro), secundado, en la misma mesa, por la presentadora de turno (o, de moda), papel que muchas veces representó la guapa Norma Belgrano, una rubia platinada venida desde la Argentina.
Tras decir que cosas veríamos a lo largo de ese sábado, normalmente desde la una de la tarde y hasta las ocho de la noche, el programa empezaba con el “¿Cuál es mi Secreto?”, un divertimento que consistía en un invitado estrella (podía ser Regina Alcóver, o Moisés Barack, un entrenador que saltó a la fama por haber sacado campeón, en los setenta, al “Unión Huaral”), a quien un panel (los “preguntones”) conformado por gente de TV, prensa escrita o radio, le hacían preguntas intentando conocer “el secreto” de la celebridad invitada. La mayoría de las veces nunca daban con él (Barack tenía como secreto que el día de un choque crucial de sus dirigidos no comía nada, Regina que hacía “manualidades” con palitos de fósforos).
Tras algunas secuencias de entrevistas (a cargo de Niko Cisneros, de García Calderón, Martínez Morosini, o de un locutor llamado Raúl Vargas –quien no era el de RPP de estos días-), a las 3 y media llegaba, “ en vivo, en directo y ‘en gordo’ “, un animador emblemático de la TV peruana, surgido de la radio (lo suyo había sido la hípica, aunque también alguna vez narró fútbol) llamado Augusto Ferrando y su “Trampolín a la Fama”, que era un programa concurso de canto para aficionados. Si lo hacías bien, entonces cantabas tu canción hasta el final y podías llevarte una lluvia de regalos, que desde un anaquel blanco te mostraba, con singular gracia, una modelo de piernas torneadísimas llamada Camucha Negrete. Si lo hacías mejor, podías ganar tu pase a las semifinales del concurso. Si lo hacías mal, entonces sonaba una sirena policial, y dos ayudantes de Ferrando (Tribilín y Carvajal, vestidos como policías ingleses) te sacaban del plató antes que tu canción terminara. Ferrando es un capítulo especial de la televisión peruana, que seguramente trataremos más extensamente otra vez.
Más tarde tenías muchas otras secuencias, de las que resultan memorables las entrevistas de Alfonso Tealdo Simi, en su recordado espacio “Tealdo Pregunta”, de interrogantes categóricas a algunos de sus entrevistados (como a un experto en platillos voladores al que le dijo, “tiene usted minuto y medio para demostrar científicamente que los OVNIs existen”).
“El Poder del Canto” fue otra secuencia de ese largo programa sabatino, que originalmente condujo un cantante, compositor, poeta y periodista llamado Mario Campos, que en su faceta de trovador se hacía llamar Diego Mariscal, y que entrevistaba a artistas musicales diversos (se recuerda esa memorable entrevista a Raúl Vázquez, “El Monstruo de la Canción”, compositor de las baladas “Natacha” y “Vas a ser mi Compañera”, entre otras tantas). Mariscal cantaba estupendamente y se recuerda su canción “Pescador de Luz”, que en plena efervescencia del nacionalismo velasquista, dedicó en el sesquicentenario de la Independencia, al prócer José Olaya Balandra.
Sin embargo, “El Poder del Canto” no siempre fue animado por Mariscal, hubo varias buenas ediciones que estuvieron a cargo de don Nicomedes Santa Cruz, como esa donde los invitados especiales fueron los argentinos Domingo Rullo y Josecito Pace, en un homenaje a Gardel. Fue la única vez que recuerdo haber visto cantar a Santa Cruz, quien sacándose sus anteojos de gruesas monturas, interpretó “Cuesta Abajo”, con Rullo en el bandoneón y Pace en el piano de cola.
El “fin de fiesta” de ese largo programa sabatino era criollo, en sus orígenes con “La Revista de Edith Barr”, y tras la partida de la morena al extranjero, con “Danzas y Canciones del Perú”, que en sus primeros años tuvo como conductores a Cecilia Bracamonte, Tania Libertad y al “Carreta” Jorge Pérez, éste último a cargo de las infaltables polkitas, como “Vamos Boys” y “Furia Chalaca”. Pero en eso de las polkas no estuvo solo, porque un gallo de tapada de ese estilo fue el recordado Pastor Zuzunaga, prematuramente fallecido. Cuando “La Revista de Edith Barr”, el programa no sólo era musical, sino que alternaban secuencias cómicas con “Roncayulo” y “Doña Epidemia”, célebres personajes caracterizados por Antonio Salim y doña Jesús Morales, y, junto a ellos, Justo Espinoza, “Petipán”.
¿Quiénes eran sus estrellas? Los Hermanos Trigo, Esther Granados, Jesús Vázquez, Alicia Maguiña y Carlos Haire, hasta una pequeña y joven Tania Libertad (que popularizó el anónimo valse “La Contamanina”). En un programa el invitado central fue don Jorge Montoro, quien cantó una polka de los años dorados llamada “Yalpipí”.
Personalmente tengo un amor-odio con ese largo programa “Perú”. El odio porque justo el día en que no tenías tareas escolares (el sábado), sus espacios te privaban de ver los dibujos animados que tanto te gustaban. El amor iba porque te reías con Ferrando, veías secuencias deportivas y musicales, y porque, ahora a la distancia, te transportan a un escenario, a un país más pequeño y entrañable, en un tiempo que ya no volverá.
(en la foto, el anuncio de “Perú 76”)
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